La vista es incomparable por la perspectiva de los intrincados valles del este y la larga vista de la penillanura trujillana al oeste. Hermosas puestas de sol y un sinfin de gratos aconteceres en el acceso son los argumentos que sin duda te llevarán a lo más alto.
Es un castillo muy modesto, de corto recinto y difícil acceso. Tres pequeñas torres defienden las gruesas murallas con una sola puerta. De este castillo se empiezan a tener noticias a finales del siglo XII, entonces aparece entre las posesiones del Señor de Trujillo, Pedro Fernández de Castro. Posteriormente la Orden de Caballeros de Trujillo y calatraveños serán los tenentes de esta fortaleza hasta que el Señor de Oropesa se haga cargo del mismo.
Cerca de Solana se encontró una estela decorada muy completa en la que se aprecia un guerrero con su carro, escudo, lanza etc.. Se data de la Edad de Hierro cuando las montañas se llenan de tribus celtas.