Historia de Berzocana

Pinturas Rupestres de los Cabritos

CUEVA DE LOS CABRITOSSITUACIÓN Y DESCRIPCIÓN DEL YACIMIENTO.

TÉRMINO MUNICIPAL: BERZOCANA.
POBLACIÓN MÁS PRÓXIMA: BERZOCANA.
ALTITUD: 1.000 m. COORDENADAS: 39° 26' 29" N. 5° 26' 34" W.
HOJA M. T. N. 707, LOGROSAN.

También publicada por Fernández Oxea en 1969 con el nombre de "Cueva segunda" (1), se encuentra en la misma cresta rocosa en que localizábamos la Cueva de los Morales a unos 100 m. mas al sur, en la vertiente orientada hacia Berzocana.

Acceso: es el mismo que el aconsejado pare el yacimiento anterior. descripción: la cueva se ha gestado a favor de unos pianos de estratificación de unos 75° de buzamiento, con vaciamiento de un estrato intermedio en una zona en que las cuarcitas son más proclives a ser meteorizadas, de tal manera que su ancho es la potencia de esa capa cuarcítica. El resultado es una estrecha cueva, de forma alargada, excavada paralelamente a la pared-estrato que la cubre, por lo que la entrada, orientada hacia el norte, no es visible hasta que nos situamos junto a ella.

LOCALIZACIÓN DE LOS PANELES (LÁM. 34)

A un metro aproximado desde la entrada de la covacha, en su techo, podemos encontrar fácilmente las pinturas, muy pr6ximas entre s~, dispuestas en paneles horizontales cuyas superficies se orientan, en mas o menos grado, hacia el este.

DESCRIPCIÓN E INTERPRETACIÓN DE LOS MOTIVOS (LAM. 35)

PANEL I. Se decora con un grupo de motivos bien conservados, aunque su forma nos resulta muy compleja. Comenzando por la zona mas elevada del panel, encontramos un primer esquema (fig. 1) compuesto por dos trazos verticales rematados, en su parte mas alta, con bifurcaciones en forma de "Y" cuyos tramos superiores se curvan hacia el exterior (2), y unidos, por sus extremos inferiores, mediante un serpentiforme de acusados meandros. De su lado inferior arranca otra línea sinuosa que acaba en una "T" de formas curvadas (fig. 2), cuyo trazo superior parece tener una prolongación hacia el lado derecho que hoy esta muy perdida.

Justamente debajo se sitúan dos figuras más. A la izquierda, otro serpentiforme (fg. 3) de trazo más grueso que en los ejemplos anteriores. Su extremo superior parece deshacerse en un grupo de puntuaciones de reducido tamaño (unas 25) que guardan una cierta ordenación en cuatro, quizás cinco, hileras superpuestas. Y. en el lado derecho, una barra vertical (fg. 4) de grosor irregular.

El grupo concluye con una quinta figura, confusa por el deterioro que presenta en gran parte. Podríamos considerarlo, con reserves, una representación animal dotada de cuatro patas, rabo en el lado izquierdo y posibles grandes orejas o cuernos surgiendo en ángulo de la parte superior izquierda, cuya identificación nos resulta imposible (3).

Tanto Fernández Oxea como Rivero de la Higuera se limitaron a describir estas pinturas sin apenas tratar de ir mas allá en cuanto a su interpretación (4). Después de observar largamente los motivos de la mitad superior hemos obtenido dos únicas conclusiones: a) Podemos estar ante esquematizaciones animales, en las que el único detalle reconocible son sus cornamentas. b) También existe similitud entre esos remates en "Y" y los antropomorfos ancoriformes. Si aceptamos un significado humano pare ambos, el serpentiforme que los une puede expresar algún tipo de vinculación entre ellos, física o simbólica (5). Si a esto unimos el segundo serpentiforme que arranca de esta unión, rematado en "T", (otro posible antropomorfo), podemos concluir considerando al conjunto como representación simbólica de la unión conyugal, y del hijo, como fruto de esa relación. En apoyo de esta idea queremos hacer notar igualmente la impresión que nos produce el serpentiforme situado justo debajo, similar a un falo en erección, constituyendo las puntuaciones que se dispersan a partir de su extremo una imagen figurada del semen (6).

Este cumulo de motivos parecen ser la expresión gráfica del concepto de fecundidad, o, incluso, procreación, presente en la mente de sus diseñadores, quizás en relación con algún rito o ceremonia de iniciación sexual, que pudo incluso llevarse a cabo en la misma cueva (7). Desconocemos la conexión temática que pueda mantener cuadrúpedo y barra con las figuras superiores.

PANEL II. Contiene una pequeñísima figura, realizada con un trazo extremadamente fino. Se asemeja a un pequeño ancoriforme cuyos brazos, totalmente rectos, se unen formando un ángulo cerrado en la parte superior del eje.

PANEL III. Conserva manchas alargadas e informes de pintura que nada aclaran sobre su morfología original.

CONCLUSIÓN

Existe una visible homogeneidad en cuanto al colorido (rojo intenso), y proximidad entre sí de los paneles en el techo de la cueva. Los diferentes trazos empleados, contenidos entre 1 mm. y 2 cm. de grosor, parecen responder a una idea global preconcebida, utilizándose un distinto ancho para cada figure por razones de expresividad, jerarquía o relación con lo representado en caso de estar inspirados en el mundo material, pudiendo pertenecer todos, perfectamente, a un mismo momento de ejecución.

Muy originales resultan los esquemas de la mitad superior del panel I dentro de las posibles representaciones de parejas humanas documentadas hasta la fecha en el arte rupestre esquemático (8).

(1) FERNÁNDEZ OXEA, J. R.: 0p. cit., pág. 42 y fig. 4.(2) Fueron comparados por Oxea, muy expresivamente, con unos "cuernos de rebeco" (FERNÁNDEZ OXEA, J R.: Op. cit., pág. 42).(3) Fernández Oxea lo identificó igualmente como cuadrúpedo, aunque atravesado por una lanza (FERNÁNDEZ OXEA, J. R.: Ibidem).

(4) FERNANDEZ OXEA, J. R.: Ibidem, y RIVERO DE LA HIGUERA, M. C.: Op. cit., págs. 301-303.

(5) Recordemos el caso similar con el que nos encontramos en la Cueva de El Escobar, conjunto A, panel único.
(6) Pilar Acosta estudia casos de antropomorfos de cuyo falo, explícitamente representado, se difunden diversas alineaciones de puntos, interpretándolo como indicación de la potencia fecundadora de estos individuos (ACOSTA MARTINEZ, P.: La pintura..., pág. 115 y lám. 31, figs. 8 y 9). Magdalena Ortiz subraya esta idea al examinar el primero de estos motivos (ORTlZ MACÍAS, M.: Op. cit., pág. 119 y lám. 62).

(7) Existe igualmente alguna representación en la pintura esquemática hispana que ha sido interpretado como escena de iniciación sexual (ACOSTA MARTINEZ, P.: La pintura..., pág. 161 y lám. 54, fig. 8).

(8) ACOSTA MARTINEZ, P.: La pintura..., láms. 53 y 54.