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Saliendo de las sierras entramos en la zona montuosa. Hacemos dos grandes parte: el roble y la encina. Tenemos tres grandes valles orientados al norte de considerable altura media, por encima de los 650 metros.
El agraciado régimen de lluvias y el suelo pizarroso permite que estas zonas se alternen las ganaderías de cabras, ovejas, vacas y piaras de guarro negro con explotaciones agrícolas de cerezos y castaños.
Lo intrincado o revueltas de algunos valles aleja la mano de hombre, quedando amplias zonas que podemos considerar "salvajes". Criaderos de especies animales en lo que casi todo el año están en un ambiente totalmente natural.
Las fincas son de gran extensión y aunque tienen aprovechamientos agricolas y ganaderos residuales, su principal uso es el cinegético, estando entre los cotos mas codiciados de la península.
Aquí se dan los últimos pastos de verano y los primeros de otoño, los frutos mas grandes y sabrosos, los productos de alta gama curinaria salen de estos valles para toda España.
Antiguamente eran áreas pobladas permanentemente por grupos de 20 a 50 personas, algunos núcleos eran mayores todavía y otros no pasaban de una unidad familiar. Se vivía donde se trabajaba, ya que eran muchas las horas que había hasta el pueblo.
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