RUTA DE LA PEÑA FARIZOSA

 

Organizador: Víctor Escudero Plaza

 

Colabora: Filo López Fernández

 

Tipo de desplazamiento: Andando o cabalgando.

 

Ciclabilidad: Nula.

 

Nivel de dificultad: Media – baja

 

Inicio: Helechosa (Fuente Vieja)

 

Horario aproximado: 1 hora aproximadamente.

 

Época del año recomendada: Todas en especial primavera, verano, otoño.

 

LUGARES DE INTERÉS

 

-         Vistas Panorámicas a lo largo de todo el camino.

-         Olivares y monte bajo.

 

-         Peña Farizosa.

 

RECOMENDACIONES

 

-        

 
Ropa y calzado adecuado según estación del año.

-         Agua u otras bebidas isotónicas.

-         Bastón o buena vara.

-         No arrojar basura en el trayecto.

-         No encender fuego.

-         Respeto a la flora, fauna y propiedades.

 

 

 

 

 

 


DESCIPCCIÓN DE LA RUTA

Se inicia esta hermosa ruta en La Fuente Vieja, en los depósitos del agua del pueblo. Si estamos mirando los depósitos, tomaremos el camino que sale a nuestra izquierda y que discurre por encima y paralelo a la carretera. Las viejas paredes de piedra con sus “volanderas” nos van delimitando el camino entre la Cerca del Médico y la Viña del tío Emilio. La vegetación comienza a hacerse presente, quejigos cargados de agallas, espinos albares con sus olorosos  “pañolitos”, rosales silvestres, zarzales, esparragueras… Doscientos o trescientos metros de calleja y ésta hace un ángulo recto y se empina sierra arriba, el camino, empedrado, se hunde en el suelo como una zanja y a sus lados las chaparras, quejigos, brezos, madroñeras y “layernas” forman una espesa bóveda que no dejan paso al sol y le alfombran de hojas secas que crujen a nuestro paso. A medida que ascendemos por la Sierra de la Fuente el panorama se amplía y nuestra vista abarca el pueblo, las cercas, los olivares y el embalse.

Pronto nos encontraremos con un viejo y robusto alcornoque y aquí el camino se divide en tres, seguiremos, después de haber hecho una pequeña parada para tomar resuello, por el del centro, que nos obligará a sortear ramas que a duras penas nos dejan paso. Pero esto dura poco y llegamos a una gran roca que nos sirve de hito, y nos invita a contemplar el paisaje y charlar un poquito sobre la subida. Ahora la vegetación se hace más patente y la ruta se estrecha invadida por la jara y el romero. Poco a poco vamos coronando la sierra y nos encontramos con una ancha pista forestal. En este punto, que yo he señalado con unas piedras, seguiremos a la izquierda entre una senda que apenas se adivina entre las jaras, este caminito está tan poco transitado que parece no existir, pero nos va dando paso faldeando la sierra entre jaras, chaparras, madroñas, abulagas (cuidado que pinchan)… así seguiremos unos doscientos o trescientos metros y antes de ver nada,  si vas en estación de lluvias,  oirás el susurro del agua de una pequeña corriente que baja por el collado y salta y se esparrama por encima de un enorme corazón de piedra incrustado entre el monte, hemos llegado. Cuidado donde pones los pies, la Peñafariza  (resbala) de aquí su nombre.

RECUERDOS

     Los muchachos solíamos ir a la Peña Farizosa en nuestras muchas correrías por los alrededores del pueblo, una veces practicando nuestra temprana afición a la caza, sólo con perros, y otras por pura diversión. Una vez en la Peña y montados sobre un buen caballo de retamas para proteger nuestros traseros, resbalábamos por su pendiente mojada a gran velocidad, no exenta de peligros.