Ruta Arqueológica en Villarta de los Montes

El Castillejo

En el paso natural del río Guadiana en poco mas de medio kilómetro encontramos: el llamado vado de Estimiellas o Estimillas,  un poco mas abajo luego construirían el puente viejo y finalmente el puente nuevo muy próximo al primero.

En torno a estas vías se izan una serie de emplazamientos de vigilancia o defensivos que  atienden el tránsito de viajeros y mercancías por la Cañada Real Segoviana que comunica todo el sur-oeste andaluz con todo el centro peninsular.

Uno de ellos va a ser el importante núcleo de los Castillejos. Se sitúa en un pequeño espigón que sobresale de entre las torrenteras que bajan de la cara norte del valle. 

La ruta se hace parte en automóvil y parte andando. Para llegar hay que coger la pista que lleva al Mirador de la Rañuela, desde donde se avistan unas buenas panorámicas. Justo pasado este punto nos desviamos hacia la pista que sale a nuestra izquierda.

El camino está en buenas condiciones para cualquier coche, la altura nos regala vistas preciosas de todo el valle, el puente nuevo o la Ermita de Nuestra Señora de la Antigua.

Perspectivas nunca imaginadas que ayudarán a poner orden en el rompecabezas geográfico en que se convierten estos montes, sobre todo cuando el río Guadiana gira hacia el norte durante un buen tramo.

Fácil toparse con los rebaños de cabras que quedan, algún ciervo solitario. También nos llamará la atención la curiosa flora en la que se esconden plantas arómaticas, retamas mil, acebuches centenarios,

las impresionantes casqueras, ríos de piedra que bajan de la montaña Primero entre bosques de pinos nos adentramos en un bosque que de pronto nos sacan a un abismo extremecedor. Sin subir ni bajar, tranquilamente circularemos atentos a cada pliege del valle disfrutando de un abismo de mas de 200 metros de altura

Con un mar de fondo, siempre azul y una tierra muy cambiante: mil tonalidades de verdes, amarillos o pardos en los suelos.

La primera parte termina cuando el camino parece que se ha acabado, en una curva que gira bruscamente 180º enfilando la subida al viejo puerto de Villarta.

Dejamos el coche e iniciamos un descenso brusco, tenemos el Castillejos a nuestros pies. Aprovechamos un viejo cortafuegos semicubierto de jaras para bajar lo mas limpiamente posible.

Mientras vamos acercándonos contemplamos los profundos valles que se están abriendo a nuestros dos lados. Llama poderosamente la atención el espigón que queda a nuestra izquiera: Las Sierpes y Llanos de Cartama pone en los topográficos y el amigo Antonio me cuenta que hay muchos restos en ese lugar.

El camorro de los Castillejos está limpio de vegetación lo que aclara mucho el terreno y nos permite visualizar con bastante nitidez las construcciones del conjunto.

Mas claramente en el lado de la derecha donde también queda bastante del recinto exterior que lo guardaba.

Recomendamos realizar el recorrido en el sentido de las agujas del reloj y veremos como la presencia de los humanos va aumentando poco a poco hasta convertirse en clarísima y abundante.

 

Bajo el precipicio final hay montones de piedras mezcladas con abundante cerámica; esta parte es la mas fotogénica y divertida de la ruta.

Podemos aventurar nuestros pasos entre los riscos buscando mas restos antiguos que seguro que esconden cada rincón de los riscos.

Aprovechando las formaciones rocosas, el alto se cierra con un muro que en ocasiones muestra su dimensión primigenia.

Buscamos y no encontramos una cueva que los lugareños conocen en el lugar. Con las explicaciones que nos dieron no fue suficiente para dar con ella. Esperamos volver para verla.

 

Las viviendas están bien ordenadas, casi se aprecia su disposición en recintos rectangulares que se adosan unas a otras; también hay otras mas cuadradas y grandes en los lugares mas altos. No hay pistas de la antigüedad, la cerámica de la capa superficial indica reaprovechamientos de parte del conjunto.

El estratégico emplazamiento destaca por su carácter defensivo, pero la gran cantidad de estancias indican una presencia estable de un buen número de personas que podrían tener otro tipo de actividad.

 

 

Un examen detenido casi podría determinar en su totalidad como era en la antiguedad.  Si se excavara empezariamos a saber la función y la época en que datarlo.

Como aquel que dice; con unos campos de trabajo de universitarios, voluntarios y las aportaciones que pudieran hacerse desde las Adminitraciones.

El estudio y restauración aportaría una información fundamental para entender el último rincón de la Siberia extremeña a la vez que se genera un producto turístico cultural de imprescindible visita para miles de personas.

Para volver al lugar donde dejamos el coche tenemos que subir todo lo que bajamos antes. Al principio suave paseo y luego una empinada ascensión en laque sorteando jaras, tomillos, encinas miramos mas hacia abajo que hacia arriba.

Es el momento del apretón de la jornada, se hace en diez o quince minutos en los que conviene respirar hondo. Llenamos de oxígeno puro nuestros pulmones al tiempo que las flores y retamas llenan de aromas nuestros sentidos. 

En el camino encontramos las señales que los cazadores dejan en sus puestos de caza. Son sitios especiales que conviene bichear ya que se sitúan en pasos naturales o vigias privilegiados de amplios entornos. Un poco mas escondidas están los rastros de los animales: sus camas, deposiciones o el rascar de sus cuernas en las troncas de encinas y jaras.

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