Arqueología de Villarta de los Montes

El Puente Viejo de Villaharta

Una prenda mas que quedó a merced de las aguas del pantano de Cijara.

Gran parte de las historia de Villarta quedó sumergida y sólo en verano, con la espectacular bajada del nivel, podemos acercarnos un poco y repasar los aspectos constructivos de esta obra.

No sabemos cuando se constuyó ni quien fue el actor principal de la misma, tuvo que ser en algún momento entre el 1246, en que todavía el Vado de Estimillas es una referencia y 1425 en que aparece el primer documento, que cuenta de las urgentes reparaciones que hay que hacer en el puente.:

."... Alonso Rodrigues, vallestero de maça del Rey, arrendador de Villarharta... dixo que era menester adobar la puente de Guadiana y luego los dichos Toledanos mandaron al dicho Alonso Rodriguez que lo ficiese adobar, y lo que gastase se le recebiria en cuenta".

Si fue necesario adovarlo es que ya llevaba construido algún tiempo. De 1377 datan los primeros datos aparecidos hasta el momento de Villaharta. La población tal como la conocemos hoy tendría una íntima relación con el puente, pudiendo haber tenido historias paralelas desde el principio.

150 años van a pasar hasta que se realicen una obras de envergadura sobre el monumento. Por el calado de las mismas se supone un estado penoso:

“En 1563 el edificio se hallaba en ruinas y su transito era peligroso para el ganado. El pueblo de Villarta, a través del vecino R. de Agustina, envío a Felipe II y al Consejo de la Mesta una solicitud de ayuda económica para su reparación. Un primer intento fallido de reparación fue dirigido por los alarifes B. López y J. García, de la Puebla de Guadalupe. Pero al suceder la muerte del primero, y al carecer de recursos para la obra el segundo, la reforma no se produjo.

Los vecinos, a través del Consejo de la Mesta, suplicaron al monarca que diese orden de pregonar nuevamente la obra. Y así sucedió en la Plaza de Zocodover (Toledo) y en las de Talavera, Oropesa y Puente del Arzobispo. La obra se adjudico al maestro de albañilería y cantería, vecino de Toledo,J. Espinosa que la remató en 5.000 ducados de a 375 maravedíes y asumió las condiciones fijadas. El maestro tuvo que depositar una fianza en Madrid el 27 de mayo de 1574, siendo sus fiadores J. Cordero y el carpintero F. Téllez. Ambos aportaron informes favorables de los renombrados A. de Udías (Alarife) y A. de Benavides (albañil)

En 1578 relatan de la antiguedad del puente "un puente antigua a la dicha media legua de esta villa en el dicho río y que rivera del dicho río no hay huertas ni frutales."

En 1753 la puente pertenece la tercera parte al Excelentísimo Duque de Béjar, quien percibe anualmente mil quinientos reales de vellón y las otras dos restantes a la Dignidad Arzobispal de la Ciudad de Toledo por las que percibe anualmente tres mil reales de vellón, que juntas componen cuatro mil quinientos reales de vellón.

En 1791 no cambia mucho la cosa. En los Interrogatorios nos cuentan: " Sobre dicho río en este término hay un puente en el que por el paso se pagan de derechos al Excelentísimo Señor Cardenal Arzobispo de Toledo y al señor de este pueblo, el Duque de Osuna.

De cada carro o carreta cargada treinta y cuatro maravedíes y descargada diez y seis, de cada buey o vaca treinta y cuatro maravedíes, por cada cabeza serril veinticuatro maravedíes,por cada cabeza de gabado de cerda doce,por cada una de cabriocuatro maravedies, por cada caballería mayor cargada ocho y descargada cuatro, por la menor cargada ídem, de cada cabeza de ganado lanar dos maravedíes; de cuyos derechos percibe dos partes según estamos entendidos el Eminentísimo Señor Arzobispo de Toledo y una el señor de este pueblo. Los ganados de vecinos de esta villa y estado son libres de este derecho.

Los Derechos de Pontazgo que se pagaban en 1828 en el puente son: un maravedis de cada cabeza y dos reales por rebaño a los guardas del duque de Bejar de subida y lo mismo de bajada. Idem en dicho puente cobran de cada potrode sobreaño veinte y cuatro maravedis siempre que pasan y un real de cada mamon.

En 1850 el Duque de Osuna y el Arzobispo de Toledo se siguen repartiendo los beneficios como siglos antes.

En 1956 se construye la presa de Cijara. Con su inauguración se empieza a hundir este hito único en España.

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