El
3 de junio de 1931 fue declarado Monumento Histórico-Artístico.
Lugar de recreo y descanso de los Reyes Católicos en Guadalupe, en especial
de la Reina. En un primer momento fue una granja de los Jerónimos, ampliándose
y mejorándose por el prior del Monasterio, Nuño de Arévalo entre los años
1483-1495.
El edificio tiene en su interior un enorme patio, desde donde se pasa a las
habitaciones, una capilla de planta rectangular, consagrada a la Magdalena
con un importante artesonado mudéjar. También cuenta con importantes
pinturas murales.Se reedifica para el lugar de descanso del rey Felipe II
amante de los paisajes de Guadalupe, con algunos de los materiales que el
padre Siruela prior guadalupense fue reuniendo durante la construcción del
claustro principal del monasterio, arreglando la nave principal de la capilla
de Santa Cecilia con un artesonado mudéjar, pero por falta de medios económicos
no se llego a terminar la obra, ya que se pueden ver algunas piezas sueltas
labradas de la época renacentista.