El Santa Lucía es un valle, como sus hermanos Almonte y Viejas con forma de uve cerrada, sin embargo, es el mas abierto de todos, tiene 13 kilómetros en línea recta hasta encontrarse con el Almonte.
En su cabecera encontramos la Era del Gato, en sus costados hay cuevas y abrigos con pinturas rupestres y es escoltado por el Castillo de Cabañas en su tramo final.
Sus tierras se reparten entre los municipios de Cabañas del Castillo y de Navezuelas. Junto al Valle del Viejas son espacios sin contaminación ni vertidos de ninguna clase en sus aguas. Pocas explotaciones agroganaderas compiten con la Naturaleza por los espacios.
Entre
sus afluentes destaca la Garganta del Brezo, por el aporte de caudales y por
el paisaje encantador que dibuja este subvalle. El esquema se repite de principio
a fin: robles y encinas principalmente combinan a la perfección con las
pequeñas huertas que aprovechan cada hilo de agua que baja de los riscos.
En el Santa Lucía se embalsa aguas para Trujillo y Comarca, en dos pantanos construidos de manera consecutiva. Este valle da buenas castañas de mesa, así como sabrosas cerezas en sus laderas. En la huerta, la judía es las estrella de la zona por el gran producto que cultivan y el generoso rendimiento que proporcionan a las economías familiares.
El último tramo es quizás el mas salvaje de su recorrido. El valle se estrecha mucho haciendo aun mas fuertes las pendientes. La tierras se llenan de encinas, alcornoques, jaras y otras retamas que se pegan unas a otras haciendo casi imposible el tránsito. Junto al al río aparecen alisos, fresnos y otros árboles.
El castillo de Cabañas, a modo de faro guía, nos avisa del final del trayecto. La garganta topa con el Río Almonte y juntos salen de los riscos de las Villuercas a tierras mas abiertas.
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