Este edificio nos va a llamar la atención desde el primer vistazo. Apenas si has llegado y ya te sorprende su torre de hierro. Varias planchas soldadas forman un moderno campanario que con el tiempo y la oxidación han cogido colores y tonalidades de gran belleza. Sustituye a uno que hubo que derribar por la ruina que amenazaba.
El metal combina a la perfección con la cuarcita, piedra local, con la que están levantados los muros de la iglesia.
Es pequeña, la forma original era un rectángulo al que el en siglo XVI se le añade un ábside poligonal en uno de sus extremos.
Las paredes exteriores están con la piedra descubierta, con lo que podemos ver la variedad de tamaños utilizados y la tierra que las une. En algunas zonas se utiliza el ladrillo para rellenar o apuntar esquinas. Un friso de ladrillo con formas redondeadas recorre todo el perímetro de la nave fundiéndose a la perfección con la teja árabe de la cubierta.
Cuatro contrafuertes a cada lado rompen la monotonía de la nave rectangular, aportando robustez y marcando un perfil diferente y original al conjunto.
Un pequeño soportal compuesto entre dos de los contrafuertes del lado sur protege la entrada, el arco que sostiene el tejadillo es casi plano. Ocupa todo el tramo entre ambos muros, el arco de la puerta es de medio punto realizado en ladrillo rústico.
Cerca aparecen restos de una antigua puerta tapiados entre una nueva ventana. Un alfiz de ladrillo remata el cuadro. En otro tiempo pudiera haber estado decorada con esgrafiados o pinturas.
El interior está pintado de blanco en paredes y techos; sólo los cuatro arcos que sostienen la cubierta, toda la cúpula del presbiterio y un par de líneas cerca del techo marcan el rojizo del ladrillo que las forman.
De este tono son también las baldosas del suelo con lo que el conjunto se presenta con una armonía poco común. La simplicidad de las formas y colores se lleva cada uno de los rincones en los que la sobriedad general se rompe con el estallido de color de las flores que lo embellecen.
No hay adorno rematando el altar, solo un crucifijo de Jesús. El retablo original tuvo que ser retirado por el pésimo estado en que está.
Hoy se encuentra en una de las dependencias esperando una rápida restauración, ya que las pinturas que contienen parecen ser muy antiguas… Retratan curiosas escenas medievales en las que se representas hombres, religiosos, edificios, árboles…
La Virgen del Rosario y Santa Teresa de Jesús custodian el Prebiterio siendo las únicas imágenes que hay en este privilegiado lugar. En el arco que lo enmarca tenemos una talla del Corazon de Jesús y otra de San Blas, uno a cada lado.
Algunos cuadros y el Vía Crucis marcado en las paredes van a ser la única decoración que encontremos. La pila de bautismo se recoge en una especie de capillita en el fondo de la nave. Es una pieza de granito tallada con algunas formas geométricas. Está labrada con mucho gusto.